La Muerte y la Infancia #Parte 1: Qué hacer cuando pasa.
- Gemma Novella
- 11 oct 2022
- 6 Min. de lectura
Actualizado: 11 ene 2023
¿Cómo preparamos a los niños y niñas para la muerte de un ser querido? ¿Cómo acompañarlos para una situación ineludible que van a encontrarse a lo largo de su vida? ¿Cómo ayudarlos a transitar la pérdida y/o a prepararlos de antemano?
Que la muerte es parte de la vida es un hecho innegable. Que para muchas personas resulta traumático también lo es.

La muerte y el sexo son de los conceptos que a menudo más cuestan de trabajar y hablar en la infancia, con nuestros hijos e hijas. El origen suele ser nuestra voluntad de proteger, preservar la inocencia o nuestros propios bloqueos personales al respecto, además de la escasa cultura transmitida por nuestros predecesores.
Pero, qué pasa cuando un niño/a se ve expuesto a la muerte de alguna figura de referencia ignorando qué es la muerte y sus consecuencias?
Que debe lidiar en paralelo con la pérdida y todo lo que conlleva mientras asimila en su cerebro inmaduro el concepto abstracto de la muerte y gestiona la convivencia con un entorno que transita el duelo también.
Sí es posible tener una relación sana con la pérdida que permita transitarla, como también lo es que nuestros hijos comprendan la muerte y puedan llevar el duelo de una forma natural y sana.
#1 - Preparar a los niños/as para la muerte
El primer paso para tratar la muerte con los niños/as es, sin duda, prepararlos previamente. Eso significa que hay que hablar de la muerte en casa.
Como orientaciones generales, se puede empezar hablando de los seres queridos que han fallecido, de sus vidas, de su aportación, de todo aquello que recordamos de ellos. Eso es también parte del legado familiar y ejemplifica la perpetuidad de nuestros actos, gestos y afectos en los demás aún cuando ya no estamos.
Es un buen momento para explicar cómo sucedieron estas muertes, qué sentimos, si lloramos o no, si estábamos enfadados, tristes, nerviosos o lo asumimos como un día más, abriendo la puerta a las diferencias que existen entre las personas al gestionar el duelo (por ejemplo, cuando murió mi abuelo mi prima lloró mucho, pero a mí solo me salí a ratitos, cuando se acercaban fechas especiales), o las diferencias que hay en las vivencias de una misma persona (con mi tía no lloré y no sentí un vacío, pero con la abuela me sentí muy triste durante unos meses, por ejemplo).
Esto genera dudas, como las planteadas en el post de La Muerte y la Infancia # Parte 2: Principales Preguntas. Hay que responderlas con serenidad y calma, sin angustia, aprovechando momentos de intimidad para profundizar, siempre con un lenguaje adecuado a su edad y sin forzar nada, a medida que los niños/as interiorizan los conceptos aprendidos surgirán más dudas, preguntas y aportaciones!
En el post de La Muerte y la Infancia # Parte 3: Comprender la Muerte podéis encontrar los conceptos principales para entender la cognición y capacidades en la infancia y adolescencia para trabajar la muerte antes de que suceda y una vez ha pasado.
Recuerdo que un día mi hijo le dijo a su hermana que TODO tenía solución, hasta la muerte. Fue una conversación que tenían ellos dos en el baño, en un pipi solidario de los que tienen a veces XD. En ese momento paré la oreja porque me pareció muy interesante, la verdad, es lo contrario al refrán de que “todo tiene solución menos la muerte”. Ella le contestó que cómo vas a solucionar la muerte si cuando te mueres, te mueres. A lo que contestó su hermano que podías ver fotos, vídeos y recordar al que se había muerto, que nada se va sin dejar huella. Y punto.
#2 - Preparar para la muerte cuando se acerca
Cuando un familiar está enfermo y su muerte está cerca hay que preparar a los niños/as, esto es informar tranquilamente sobre la situación, sobre lo que está sucediendo y lo que sucederá. También hay que explicar lo que ocurrirá cuando la persona fallezca, en qué cambiará y no cambiará la vida del niño/a.
Por ejemplo, si el abuelo está malito en el hospital y sabemos que no se va a poner bien, hay que informar al niño o niña de que el abuelo está muy malo, y especificar QUÉ TIENE, porque estar malo no es sinónimo de morirse. Hay que explicarle todo aquello que sabemos con certeza, si creemos que durará unos días, unas semanas, que igual no sabemos seguro cuando morirá... e informar de aquello que sucederá cuando la persona se muera, por ejemplo, te quedarás en casa de tu amigo/otra persona para que yo pueda estar en el hospital, iré al tanatorio a escoger todo lo del velatorio, cenaremos juntos, vendrás al velatorio si quieres, etc... Irás al colegio igual para que puedas estar con tus amigos pero tal día no irás para que podamos ir al velatorio...
"Después de todo, la muerte es solo un síntoma de que hubo vida." (Mario Benedetti)
#3 - Implicación en el apoyo y atención al moribundo
Implicar a los niños y niñas en actividades de apoyo y de atención al moribundo ayuda a que puedan despedirse y a aceptar la pérdida más rápidamente. Siempre hay algo que pueden hacer los niños/as, aunque sean pequeñas cosas, leerle un cuento, ayudar en tareas, hacer un dibujo, etc. Ellos son parte de la familia y quieren sentirse parte de ella, no excluidos.
#4 - Serenidad y Calma
Mantener un ambiente de tranquilidad y serenidad siempre, tanto en las horas previas a la muerte, como en el momento y después de la muerte. Recuerda que tú como adulto eres su pilar y referencia.
Cuando la persona se ha muerto, hay que dar la noticia de la muerte a los niños con serenidad y con la debida seriedad. Esta información, siempre que sea posible, DEBEN DARLA LOS PROGENITORES O LAS PERSONAS DE REFERENCIA, aunque estén mal.
¿Cómo te sentirías si te mantuvieran al margen de algo importantísimo que ha sucedido en la familia (tú familia)? ¿Qué pensarías si te desplazaran porque te consideran débil, irracional, cojo, rubio o bizco? ¿Qué clase de relación asumirías si encima a ti te piden confianza y honestidad? Cuando desplazamos a un niño o niña le estamos diciendo que es pequeño, que no entiende, que no puede superar esto (y por ende otras muchas cosas), le decimos que no pueden aportar, que no son dignos. Y sí, sólo para protegerlos, pero no es la fórmula más efectiva ni la que más ayuda en el proceso de duelo, puede parecer duro, pero hay que poder incluir a los niños y niñas en las dinámicas familiares, responsabilizarlos, empoderarlos, para que se sientan capaces, sean actores activos y puedan desarrollar el sentido de pertenencia.
#5 - Explicar, informar, dar seguridad.
¿No os pasa que estáis haciendo algo con ellos y ya os preguntan que pasará luego? ¿Y qué haremos mañana? ¿Y qué comeremos hoy? ¿Y mañana? ¿Y pasado? El conocimiento de aquello que va a pasar les da seguridad y confianza a los niños y niñas. No es en valde, les estructura mentalmente y favorece la anticipación. Se les debe explicar, siempre de acuerdo con la edad quién va a hacer qué, cuándo, dónde, con naturalidad, y por qué.
#6 - La despedida
Hay que ofrecer a los niños y niñas la posibilidad de participar en los funerales, pero no forzarlos a ello. Es importante buscar un espacio de intimidad en el tanatorio, si asistir a acto ha sido su elección, para despedirse con tranquilidad y dignidad. Lo mismo si quieren ver al fallecido/a, se les explica lo que van a encontrarse (los fallecidos están como dormidos, fríos al tacto, dentro del ataúd...).
Si anticipáis que al acto van a asistir familiares y/o amigos que van a estar tranquilos y serenos los niños pueden ir en cualquier momento. Si por el contrario no sabéis cómo va a desarrollarse la jornada, la mejor opción es reservar una hora en concreto sin gente. Es decir, si el velatorio está disponible de 8.00h a 20.00h por ejemplo, se puede convocar a la gente de 9.00h a 20.00h y que los niños/as asistan en la primera hora de 8.00 a 9.00h, así os aseguráis que controláis el ambiente. Lamentablemente no suele haber parques ni zonas de juego en los tanatorios, por lo que puede que no quieras tenerlos por ahí correteando y gritando, ya que los espacios comunes suelen compartirse con otros velatorios. Aunque, tal y como decía mi abuela "no hay velatorio que se precie sin niños gritando, corriendo y rompiéndolo todo...", la clave está en explicarles previamente que los velatorios son un aburrimiento, que pueden venir un rato y luego que vayan al colegio a jugar con sus amigos, al cine con los abuelos, etc.
#7 - El final del día
La vida después de una muerte sigue. Pero hay que hacer un parón. Es reconfortante y gratificante organizar una comida o cena familiar después del entierro para visibilizar que la familia sigue unida. Estos son los detalles que, con hechos, permiten interiorizar a los niños que aquello que se dice, así es. No sólo le digo al niño/a que seguimos siendo una familia, sino que ve que seguimos siéndolo.
#8 - La escuela
Por supuesto, hay que contactar con la escuela para preparar la vuelta del niño/a. La escuela es un sistema de referencia (no un lugar), de aprendizajes académicos y sociales. La escuela no puede quedarse al margen de ninguna crisis, sea esta interna o externa. Hay que consensuar las líneas de intervención si son necesarias con lo que la escuela puede, sabe y quiere hacer, siempre en pro del bienestar del niño/a.
Te recomiendo que te pases por la entrada de La Muerte y la Infancia # Parte 4: Recursos, encontrarás material, cuentos y recomendaciones para trabajar este ámbito con niños y adolescentes.
Un abrazo!

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